El hombro es una de las articulaciones más importantes y móviles del cuerpo. Lo necesitamos para realizar casi cualquier movimiento, desde tareas diarias como levantar objetos hasta actividades deportivas de alto rendimiento. Por eso, mantener su estabilidad es fundamental para conservar fuerza y movilidad.
Sin embargo, una lesión en esta zona puede afectar gravemente su funcionamiento. Una de las más conocidas es la lesión de Bankart, que compromete la estabilidad del hombro y aumenta el riesgo de que se vuelva a luxar. En este artículo, desde Traumavance, te explicamos en qué consiste esta lesión, sus síntomas, diagnóstico, tratamiento y cómo prevenirla y recuperarte de manera segura.
¿En qué consiste la lesión de Bankart?
La lesión de Bankart se produce cuando se desgarra o se desprende una parte del tejido que ayuda a mantener el hombro en su sitio, conocido como rodete glenoideo. Esta estructura actúa como un “borde de seguridad” para que la cabeza del hueso del brazo (húmero) permanezca dentro de la cavidad del hombro.
Este tipo de lesión aparece normalmente después de una luxación de hombro, es decir, cuando el hueso del brazo se sale de su lugar hacía adelante. Como resultado, el hombro pierde estabilidad y puede volverse más propenso a luxaciones recurrentes.
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La lesión de Bankart es especialmente común en personas jóvenes y deportistas, sobre todo quienes practican deportes de contacto o realizan movimientos bruscos con los brazos.
Tipos de lesión de Bankart
Existen diferentes variantes de esta lesión según su gravedad:
- Lesión de Bankart clásica: es la más común. Se produce un desgarro en la parte delantera e inferior del hombro tras una dislocación.
 - Lesión de Bankart ósea: además del tejido, se daña una parte del hueso del hombro, lo que genera mayor inestabilidad y suele requerir cirugía.
 - Lesión ALPSA (Anterior Labral Periosteal Sleeve Avulsion): es una lesión más compleja en la que el tejido se desplaza de su sitio, provocando una inestabilidad más severa.
 
Síntomas de la lesión de Bankart
Las señales pueden diferir según la intensidad de la lesión, aunque las más habituales son:
- Dolor en el hombro, especialmente al levantar el brazo o moverlo hacia atrás.
 - Sensación de inestabilidad, como si el hombro fuera a salirse de su lugar.
 - Pérdida de fuerza en el brazo afectado, dificultando actividades cotidianas y deportivas.
 - Movimientos limitados o dificultad para levantar el brazo.
 - Chasquidos o ruidos al mover el hombro.
 
Ahora bien, si has tenido una dislocación y sientes que el hombro no ha vuelto a ser el mismo, es importante que acudas a un especialista.
Factores de riesgo
Algunas personas tienen más probabilidades de sufrir esta lesión:
- Jóvenes y adolescentes, que suelen practicar deportes de contacto.
 - Con historial de luxaciones previas, ya que la articulación queda más vulnerable.
 - Deportistas de contacto, como rugby, baloncesto o artes marciales.
 
Conocer estos factores permite tomar precauciones y prevenir complicaciones.
Diagnóstico y tratamiento
Para confirmar la lesión, el médico realiza:
- Un examen físico, para evaluar la movilidad, fuerza y estabilidad del hombro.
 - Pruebas de imagen, como la resonancia magnética, que permiten observar el estado del rodete y los ligamentos.
 
El tratamiento depende de la gravedad del desgarro y del estilo de vida del paciente. En algunos casos puede ser necesaria una intervención mediante artroscopia de hombro, una técnica mínimamente invasiva que permite reparar las estructuras dañadas con excelentes resultados.
Tratamiento conservador
Se aplica en casos leves o cuando no hay luxaciones repetidas:
- Sesiones de fisioterapia para mejorar la fuerza de los músculos que estabilizan el hombro.
 - Ejercicios de movilidad progresivos para recuperar la amplitud de movimiento.
 - Evitar actividades de riesgo hasta que el hombro recupere estabilidad.
 
Cuidados durante la recuperación:
- Seguir al pie de la letra las indicaciones del fisioterapeuta.
 - Evitar levantar peso o realizar movimientos bruscos sin autorización médica.
 - Mantener una buena postura para reducir la tensión del hombro.
 
Tratamiento quirúrgico
Se recomienda cuando:
- El hombro se luxa con frecuencia.
 - El desgarro es grande o hay daño óseo.
 
La cirugía artroscópica es la técnica más habitual. Es mínimamente invasiva, mediante pequeñas incisiones, y permite reparar el rodete dañado con una recuperación más rápida.
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Durante la operación, el rodete se vuelve a fijar a su posición original con suturas o anclajes, restaurando la estabilidad del hombro y reduciendo el riesgo de nuevas luxaciones.
Cuidados después de la cirugía:
- Reposo inicial, normalmente usando un cabestrillo.
 - Control del dolor e inflamación con medicación y hielo según las indicaciones médicas.
 - Fisioterapia supervisada para recuperar fuerza y movilidad sin comprometer la reparación.
 - Seguimiento médico regular para asegurar que el hombro se estabiliza correctamente.
 
Recuperación y tiempo de sanación
El tiempo de recuperación depende de cada persona y del tipo de tratamiento:
- Si el tratamiento es conservador, la recuperación suele durar entre 3 y 6 meses con fisioterapia constante.
 - Si se realiza cirugía, la recuperación completa puede tardar de 4 a 6 meses, aunque para volver a deportes de impacto pueden necesitarse hasta 9 o 12 meses.
 
Durante este proceso, la rehabilitación es clave para recuperar la fuerza y evitar que el hombro vuelva a dislocarse.
Prevención de la lesión de Bankart
Aunque no siempre se puede prevenir una luxación, existen medidas que ayudan a reducir el riesgo:
- Fortalecer hombros y espalda, especialmente deltoides, trapecio y músculos rotadores.
 - Evitar movimientos bruscos sin preparación adecuada.
 - Aprender técnicas deportivas correctas, para caer o lanzar el brazo sin riesgo.
 - Usar protecciones como vendajes o soportes deportivos si hay antecedentes de luxaciones.
 
Ahora bien, si sospechas que puedes tener una lesión de Bankart o has sufrido una dislocación de hombro, es fundamental acudir a un especialista.
En Traumanvance contamos con profesionales especializados en traumatología y cirugía artroscópica para ayudarte a recuperar la estabilidad y la movilidad del hombro de forma segura y eficaz.
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