Durante la práctica deportiva, las lesiones están a la orden del día. Por muy cuidadosos que queramos ser, siempre corremos el riesgo de sufrir alguna mala caída, pisada o golpe que nos provoque alguna dolencia. De entre ellas, las más comunes son el esguince de tobillo, las luxaciones y las fracturas.

Es importante conocer cómo actuar en estos casos, ya que unos correctos primeros auxilios en esguinces de tobillo forman también parte del proceso de recuperación tras la lesión. Y, evidentemente, cuanto más rápido se actúe y más adecuada sea la intervención, mejor.

Por eso mismo, desde nuestra clínica de Traumatología en Marbella queremos dar unos consejos sobre primeros auxilios en esguinces de tobillo, luxaciones y fracturas.

Cómo dar primeros auxilios en caso de esguince de tobillo

Hay que decir que estos primeros auxilios tienen que darse siempre bajo el conocimiento claro de qué se está haciendo. Un manejo inadecuado de la situación puede, incluso, empeorar las cosas. Por eso mismo, recomendamos siempre actuar con cabeza fría.

Primeros auxilios en esguince de tobillo

El esguince de tobillo es una de las lesiones más habituales durante la práctica deportiva. Tanto es así, que 4 de cada 10 personas lesionadas haciendo deporte lo han sido debido a esto.

Un esguince de tobillo es una sobretensión en la articulación del tobillo. Allí, los cartílagos, tejidos resistentes y flexibles, no fueron capaces de aguantar la presión y “dieron de sí” o se rasgaron. Esta distensión o rotura se puede deber a una mala caída o pisada por inversión (con el tobillo hacia afuera) o aversión (con el tobillo hacia adentro).

Tras producirse un esguince de tobillo, hay ciertos síntomas habituales:

• Inflamación.

• Dolor al apoyar el pie o incluso en reposo.

• Rigidez en el movimiento.

Los primeros auxilios en un esguince de tobillo han de seguir el método R.I.C.E. que, por sus siglas en inglés, corresponden a Reposo, Hielo, Compresión y Elevación. Es decir, tras este traumatismo, lo que se debe hacer es:

• Reposar el pie. Desde el momento en el que tú o alguien de tu entorno tiene esta lesión, es importante no apoyar el pie bajo ningún concepto. Además de dolor intenso, puede generar más gravedad en la lesión.

• Aplicar hielo. Hay que usar hielo o una compresa fría para reducir la hinchazón. En realidad, cualquier cosa fría podría valer en los primeros minutos (la botella de agua fría que te acompañaba al hacer deporte, por ejemplo). Intenta enfriar la zona lo más pronto posible para reducir la inflamación y sigue haciéndolo en períodos de 15 minutos, entre 4 y 8 veces al día, las primeras 48 horas tras la lesión. Si aplicas hielo, es importante que pongas por medio algún tejido para que no provoque una quemadura por el frío.

• Dar compresión. Normalmente, lo recomendable es que la compresión se haga con una venda o con una banda elástica.

• Elevar el pie. De ser posible, lo que dicta el método R.I.C.E. es levantar el pie por encima del corazón, es decir, que estando recostados o tumbados nos pongamos el pie por encima del pecho. Esto reducirá las posibles hinchazones y molestias.

La recuperación de un esguince puede llevar días, si es leve, hasta meses, si ha sido de mayor envergadura. Es importante mover la zona lesionada con cuidado cuando nos veamos capaces para que vaya mejorando con buen ritmo. Para el dolor, en casos más leves, puedes usar analgésicos como ibuprofeno o paracetamol.

Como hemos dicho, es fundamental que el tobillo recupere la fuerza y la elasticidad tras un esguince. Si necesitas ayuda, siempre puedes contar con un profesional de la medicina deportiva para que te dé tratamiento y te indique los ejercicios y movimientos más adecuados para ti.

Y si lo que estás es iniciándote en la práctica deportiva, además de primeros auxilios, deberías echar un vistazo a nuestro artículo sobre cómo inicarse con el deporte de manera segura. Porque, como dicen, más vale prevenir que curar.

Cuándo acudir al médico en caso de esguince

Además de los primeros auxilios en esguince de tobillo, si notamos los siguientes síntomas, deberíamos pasar por la consulta del médico:

• No puedes aguantar ningún peso en la zona lesionada.

• La articulación es inestable o no se puede mover.

• Aprecias unas líneas rojas en la zona lesionada (puede ser indicio de infección).

• Te duelen los huesos (posible fractura).

• Has vuelto a lesionarte una zona que todavía no ha curado del todo.